En las Cortes de Monzón de 1510 don Fernando el Católico se mostró obsequioso con la ciudad de Valencia, cuyo dinero apetecía vivamente para sus campañas en el Norte de África.
Salió el rey en defensa de la jurisdicción de la capital del reino, que no dejó de ejercer un verdadero señorío en varios puntos del mismo.
Se reiteraron sus privilegios sobre el puerto y cargador de la villa de Cullera, de gran valor geográfico y comercial, preservándolos de toda intromisión en contra.
También se reforzó su poder sobre Murviedro, localidad que le estaba subordinada, anulándose su régimen de elección de cargos locales a través de la insaculación y limitándose su capacidad de contraer deudas.
La ciudad de Valencia se mostró como una señora celosa de su jurisdicción. Los barones no eran los únicos señores del reino de los valencianos.
Fuente: Furs de València. Extravagants, II. Volumen XI. Edición de Germà COLÓN y Vicent GARCIA EDO, Barcelona, 2007, CX y CXII, pp. 133 y 135.
Primer escudo de la ciudad de Valencia (Catedral).
