VIAJE A LA PUERTA DEL PURGATORIO.

31.10.2016 11:51

                

                Mañana es la fiesta de Todos los Santos, que últimamente convertimos cada vez más en Halloween, la noche de las brujas que se hace remontar de la tradición celta. Según algunos autores, los pueblos celtas creían que algunos puntos geográficos gozaban de la cualidad de ser verdaderos ombligos de la creación, que cuando el día y la noche tenían la misma duración franqueaban la puerta al otro mundo. Entonces los difuntos podían visitar a sus familiares, que disponían en su honor suculentos banquetes y no menores comodidades. A cambio de tanta gentileza y alegría dispensaban su protección a los vivos durante el invierno especialmente.

                A finales del siglo XIV el cristianismo había logrado asimilar no pocas de las tradiciones de la Europa pagana y la idea de la entrada al Purgatorio, tan valorado en la religiosidad de los legados piadosos, procedía de aquella de los ombligos del mundo. Un joven caballero, Pero Maça de Liçana (señor de Novelda y Mogente), siguió a Ramón de Perellós en un extraordinario viaje iniciado el 8 de septiembre de 1397 en Aviñón, excelentemente estudiado por Martí de Riquer.

                La comitiva de 20 hombres y 30 caballos llegó a París, donde fue recibida por el rey Carlos VI  y otros magnates. El francés les dispensó cartas de recomendación para el monarca de Inglaterra y el día de Todos los Santos alcanzó la isla. Una vez logrado el salvoconducto de Ricardo II, los caballeros se encaminaron al Purgatorio de San Patricio en Irlanda.

                Entonces los ingleses solo dominaban una parte de la isla esmeralda alrededor de Dublín y adentrarse en la misma era toda una aventura. Acompañados de conocedores de la lengua irlandesa como el aguerrido John Talbot, atravesaron los dominios del rey del Ulster hasta llegar al lago de Lough Derg.

                Llegaron a su isla, donde se ofició en su monasterio una misa de réquiem por el alma del mismo Perellós. Al y al cabo eran llegados el Purgatorio del que jamás se retornaba. Pero Maça lo acompañó hasta la puerta, abierta por el prior. Don Ramón se introdujo en el Purgatorio, pero tuvo la dicha de retornar del mismo y de celebrar con gozo la Navidad. Más tarde vertió su vivencia en una curiosa obra, que ha sido considerada una adaptación del Tractatus de Purgatorio Sancti Patricii de Enrique de Saltrey (ca. 1189). El joven caballero valenciano tuvo la dicha de compartir aquella experiencia por la geografía mítica europea.