JURAR A FUERO DE ARAGÓN EN VALENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

25.01.2020 16:55

                Distintos monarcas de la Europa del siglo XIII trataron de afirmar y ampliar su autoridad frente a grupos como los de la nobleza, que también aspiraban a tener arte y parte destacada en el gobierno de los reinos. Cada conquista se convertía en una ocasión de engrandecimiento, pero también de disputa por el reparto del botín en toda su extensión. El conquistador Jaime I no lo tuvo nada fácil en los días de sus campañas valencianas. La nobleza de origen aragonés se sintió contrariada en más de una ocasión por sus decisiones, que llevaron a la creación del reino de Valencia como tal, pero el llamado Fuero de Aragón fue extendido y adoptado por distintas localidades valencianas.

                Bajo Pedro III, hijo y sucesor del Conquistador, la situación tomó un giro todavía más conflictivo a propósito de la empresa real de Sicilia, que llevó a la Corona de Aragón a tomar parte en una verdadera guerra por la hegemonía en el Mediterráneo Occidental. El 30 de agosto de 1282 Pedro III desembarcó en Sicilia, con el apoyo de importantes partidarios locales, pero fue excomulgado el 9 de noviembre de 1282 y depuesto el 21 de diciembre de 1283. El Papa favorecía la causa de su rival angevino.

                Los nobles aragoneses, descontentos con el autoritarismo real creciente, aprovecharon la ocasión para elevar sus protestas. En las Cortes de Tarazona de 1283-84 se arrancó el Privilegio General, que obligaba a reunir anualmente las Cortes aragonesas. En las siguientes, trasladadas a Huesca por la situación política y militar, la caballería aragonesa heredada en el reino de Valencia estuvo representada en las mismas por Jimén Sánchez Darradre y Fernán Sánchez de Aybar. La guerra con Navarra, aliada con los enemigos angevinos, determinó que el rey reconociera la licitud de la hermandad aragonesa en septiembre de 1284.

                En línea con ello, Pedro III autorizó desde Egea el 7 de octubre del mismo año a que se pudiera jurar a Fuero de Aragón ante la justicia de un buen número de localidades valencianas: Alpuente, Castielfabib, Ademuz, Morella, Segorbe, Murviedro, Onda, Castellón, Liria, Játiva, Luchente, Alcira, Cullera, Gandía, Pego, Denia, Corbera, Sumacárcel, Bocairente, Albaida, Onteniente, Cocentaina, Alcoy, Castalla, Penáguila y Jijona. Semejante extensión territorial sobrepasaba a la del Fuero de Aragón como referente legal de varios municipios y abrazaba a la de los aragoneses en el reino de Valencia, con la excepción casi de su misma capital.

                La invasión de los angevinos de Cataluña fue derrotada finalmente por Pedro III, que murió un 11 de noviembre de 1285. Sin embargo, dejó en herencia a su sucesor don Alfonso la guerra y la espinosa cuestión de las reclamaciones aragonesas. Las exigencias bélicas le determinaron a pedir el pago del derecho de caballeros el 9 de julio de 1286 a los de Teruel, Alpuente, Ademuz y Castielfabib, una sintomática agrupación. Con todo, no tuvo más remedio que conceder el Privilegio de la Unió al año siguiente.

                Una cosa eran las concesiones legales y otra cumplirlas. Los oficiales regios en el reino de Valencia se resistieron a respetar cláusulas del Fuero de Aragón y en enero de 1288 se concentraron fuerzas unionistas aragonesas en Teruel. Por entonces las fuerzas reales se encontraban en Menorca y los juramentados entraron en Valencia a perjudicar los bienes de aquellos oficiales remisos. Talaron términos de Murviedro y Valencia, demostrando la importancia y el hierro que se esconde tras un juramento.

                Fuentes.

                ARCHIVO DE LA CORONA DE ARAGÓN.

                Real Cancillería, registro 43 (ff. 40r-v) y 68 (ff. 81v-82r).